Manteniéndose a Flote

La vida es un viaje — una escuela llena de lecciones, altos y bajos. Hay días que se sienten más livianos que otros. Pero la clave está en cómo respondemos en los días difíciles.

Hay momentos en los que parece que todo va mal, cuando nada tiene sentido. Y luego, hay días en los que nos sentimos en la cima del mundo — imparables y llenos de alegría. Son esos momentos de gozo los que debemos recordar cuando lleguen los tiempos difíciles.

La verdad es que la vida no es perfecta. Está llena de desafíos. Pero en medio de esos desafíos, podemos aprender a ver lo positivo. Creo firmemente que cada experiencia —sea dolorosa o alegre— tiene un propósito. Nuestras luchas, pruebas y tropiezos nos moldean. Nos hacen más fuertes, más sabios, y fortalecen nuestro carácter.

Mantener una mentalidad positiva es fundamental —pero eso no significa que no puedas llorar, desahogarte o expresar lo que sientes. Muchas veces, las personas ven las lágrimas como una señal de debilidad. Yo las veo como un acto de valentía. Se necesita coraje para reconocer cuando estás herido, cuando te sientes solo, o cuando la tristeza te pesa.

Cuando reconocemos nuestras emociones, comienza el proceso de sanidad. Existe la idea equivocada de que reprimir nuestros sentimientos es señal de fortaleza. En realidad, es una señal de peligro. Nos volvemos como una olla de presión que está a punto de estallar. Todos tenemos un límite.

Así que suéltalo —el estrés, el dolor, las lágrimas. Y después, levanta tu cabeza. Siéntete orgulloso(a) de tu fuerza, honra tu crecimiento, y comienza a verte más allá de tu lucha actual. Tienes tanto que ofrecer. Eres una persona con dones, talentos y un propósito hermoso.

Muchas veces, al guardar nuestros sentimientos, dejamos de ver la belleza que llevamos dentro. Debemos aprender a ver nuestra vida no a través del dolor, sino a través de los ojos de Dios.

Abraza quien eres — a través de los ojos de Dios.

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